NIÑOS EN EL MAR
La mañana que cogió el vuelo dirección Londres, cancelando toda su agenda para asistir a la subasta de Sotheby's y pujar por aquel cuadro, supo que había perdido su propia guerra. Se había criado en el seno de una familia multimillonaria e imperfecta, creciendo al amparo de un padre gélido, manipulador y alejado de una madre etérea que nunca ejerció como tal. Escuchimizado, feúcho y solitario, brillaba en cada una de las materias que estudiaba. Aunque en la infancia fue invisible para su progenitor, de adulto consiguió ganarse su respeto; obtener cum laude en económicas lo puso inmediatamente al frente del imperio. Se sucedieron éxitos financieros, palmadas en la espalda; viajes de negocios, trajes a medida y amantes efímeras sin derecho a permanecer en su cama. Mientras las apariencias triunfaban, en la intimidad reptaba atormentado. Desde la adolescencia se retorcía en su interior una serpiente que le hacía tiritar de miedo. No le dejaba dormir hasta que conectaba el portátil y