VOYEUR
La luz, tenue, titilando en los faroles y una oportuna luna menguante, cubierta de niebla, componían el traje perfecto para mimetizarse con el paisaje. Al amparo de las sombras, cual camaleón, esa noche se había atrevido a acercarse más de lo habitual y veía con nitidez la escena que transcurría en el interior del club. Con pulso tembloroso acertó a encender un cigarrillo, aspirando con deleite su sabor tostado, lo que le proporcionó un efímero espejismo de placer. El humo se extendía ante su mirada, formando una película en blanco y negro que transformaba la escena en un fotograma antiguo y elegante. Como en una película antigua. ¿Sabría que la observaba? Acariciaba esa posibilidad. Desde donde estaba, percibía su piel de seda y la larga melena, carmesí, virarse al burdeos. De la misma tonalidad que el licor con el que se mojaba los labios y saboreaba con deleite. Esa mezcla de colores y texturas desdibujaban el ambiente lánguido de la hora de cierre. Hacía horas que las notas music