UNA HISTORIA DE LIBROS Y MAGIA

 El día que leí "La sombra del viento", no pude evitar deleitarme con las maravillosas descripciones de Zafón para, después, imaginarme mi propia versión del Cementerio de los Libros Olvidados.

Año 2021. Tras los muros de un viejo castillo, aparentemente abandonado, se esconde un lugar mágico del que nadie conoce su existencia. Hace siglos, un hechicero malvado, furioso y zafio, viéndose incapaz de aprender a leer y siendo cosnsciente de su incultura, hizo caer sobre él una maldición. Tocando con su varita la magnífica y majestuosa biblioteca, y con un conjuro indignado, lleno de crueldad, metió el contenido de la misma en el interior del reloj de pared que decoraba la estancia. No contento con ello, quemó algunos de los libros que se le habían resistido en su aprendizaje de las letras, reduciendo después el tamaño del carillón hasta dejarlo convertido en un objeto insignificante. Por último, se afanó en esconderlo de miradas curiosas e indiscretas en las mazmorras mas profundas que pudo encontrar.

Cuando sintió saciada su sed de venganza y se apagó su ira, ante la magnitud del desastre que había causado, se alejó de allí safisfecho, silbando despreocupado. Solo había una posibilidad entre un millón de que alguien revirtiera el embrujo. Poco o nada le importaba no entender ese lenguaje extraño que impregnaba los papeles, pues los había hecho desaparecer del reino para siempre. Lo que no sabía el infeliz, en su ciega ignorancia, es que había dejado encerrado allí dentro también al dueño y señor del ducado, quedándose suspendido, junto a esos tesoros, en el limbo del tiempo.

Aunque al principio sus criados y los campesinos de la zona lo buscaron, pronto desistieron, pues tenían asuntos más urgentes que atender en sus vidas, como por ejemplo, buscar para comer. Al pobre hombre no le quedó más remedio que resignarse a ese destino indefinido, buscando entretenimiento unos días en Platón, otros en Homero, sin olvidarse de Descartes o de su querido Cervantes y así se fueron pasando los días que se juntaron en semanas,  agrupadas en meses que se convirtieron en años...

Ahora ya hace mucho tiempo que su piel es gris y que perdió la esperanza de librarse de ese cruel encierro pero, hoy, de repente, oye ruidos. ¿Estará delirando? Suenan amortiguados pero, sin duda, son cercanos. Nervioso corre hacia la puerta, y con la barra del atizador de la chimenea, preparada por si alguna vez se presentaba la ocasión, golpea con fuera la pared una y otra vez. Agotado, a punto de abandonar, oye un ¡clack! y a continuación, una luz cegadora lo atraviesa.

-¡Papá! Mira lo que me he encontrado aquí tirado, parece un viej...

No logra terminar la frase, cuando un torbellino los envuelve haciéndolos girar y girar sobre sí mismos.  Es tan, tan potente, que consigue levantarlos del suelo. Al volver todo a su sitio, en reposo, tres personas se miran boquiabiertas entre nubes de polvo y con el estómago algo revuelto. Tienen los ojos abiertos como platos. Un padre, un hijo y un hombrecillo extraño, de un pálido enfermizo, vestido con un traje de otra época. Este es el primero en recuperarse de la impresión, por lo que después de un ligero carraspeo, para recuperar la voz y su porte elegante, procede a narrar su increíble experiencia. Finaliza el relato emocionado, dando las gracias a sus libros por haberlo salvado de la locura.

-Entonces, si este era su castillo y ahora mi padre lo ha heredado de sus antepasados... ¡usted debe ser al menos mi tatatatatatatatarabuelo! -exclama el chaval encantado.

Así fue como volvió todo a la normalidad, si es que alguien recuerda lo que era ser normal, en ese místico castillo. Solo la inocente curiosidad de un niño, que necesita para saciarse toneladas de sabiduría, pudo terminar con el acto vandálico de aquel ser embaucador y perverso, poniéndole punto y final alcapítulo negro.

Sí, ya sé lo que estás pensando: te quedas, por supuesto, con "La sombra del viento", infinitamente mejor. Es verdad, quizá haya alucinado un poquito. ¡Qué más quisiera yo que ser Susana Gil Zafón"!