POSITIVO




Marina se despertó aquella mañana cuando los primeros rayos de sol se colaron por la ventana. Apenas había dormido en toda la noche, por lo que decidió levantarse antes de que sonara la dichosa alarma. Se estiró con ganas y cogiendo impulso saltó de la cama. Necesitaba un café. Doble, a ser posible. Quería activarse cuanto antes, sobre todo para repasar en su agenda la orden del día. Tenía muchísimos asuntos pendientes, recados que llevaba casi un mes aplazando: una visita incómoda al dentista, recoger el abrigo de la tintorería, comprar un regalo de cumpleaños para su hermano... Y lo más complicado y escabroso, reunir el valor necesario para cortar con su novio.

Llevaba más de tres semanas jugando a dos bandas, desde que conoció a Javier en el Club de Lectura. Un auténtico flechazo por culpa de sus ojazos verdes y de una relación aburrida que ya duraba demasiado. 
Tener una doble vida era agotador. Le estaba pasando factura: falta de concentración, ausencia de apetito, noches en vela. En definitiva, se denominaba sentimiento de culpa.
El desayuno y una ducha caliente le devolvieron la confianza en sí misma. Era el momento de apechugar, ya no había marcha atrás, pero necesitaba un plan. Una buena estrategia sería ir sin maquillaje, desarreglada, no quería parecer feliz. Podría pedirle que se dieran un tiempo, que la notara confundida...

La sacó de sus cábalas la melodía del móvil. El nombre que aparecía en la pantalla era poesía. 

  —Javier, justo estaba a punto de... ¿Qué? ¿Cómo? ¿Positivo? ¡Ay, qué desastre! Ya, claro... en cuarentena. Yo también, por supuesto. Vale, vamos hablando.

Marina colgó abatida dejándose caer en el sillón. Durante unos minutos, incapaz de reaccionar, su mente se quedó en blanco. Hasta que, poco a poco, en su cabeza se abrió paso la información, dejándola desolada. ¿Qué le había dicho de avisar a todos sus contactos?
Madre mía...


Comentarios

  1. Una de las cosas que más me llamó la atención de tus escritos, cuando empecé a leerte, fue tu sentido del ritmo narrativo. En este relato queda patente tu maestría en ese aspecto.

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